La presencia de antimicrobianos en los catéteres venosos centrales puede prevenir la bacteriemia asociada al uso del catéter

Los resultados de una revisión sistemática sugieren, a pesar de las limitaciones metodológicas de algunos de los estudios incluidos, que la presencia de determinados antimicrobianos en el catéter venoso central reduce las bacteriemias asociadas al uso del catéter en pacientes adultos

Una reciente revisión sistemática ha evaluado el beneficio de la presencia de antimicrobianos en los catéteres venosos centrales implantados en pacientes adultos.

Se realizó una búsqueda exhaustiva de la literatura hasta abril de 2008. Se incluyeron ensayos clínicos aleatorizados realizados en adultos que comparasen catéteres venosos centrales (CVC) impregnados con antimicrobianos con CVC tradicionales (sin antimicrobiano). Los estudios debían incluir como variable de resultado de interés el riesgo de colonización del catéter y el riesgo de infecciones sanguíneas asociadas a su uso.

La revisión incluyó 34 estudios, con datos correspondientes a más de 7.000 CVC. Hubo una gran heterogeneidad entre los estudios en cuanto al tipo de paciente, catéter utilizado y su tiempo medio de utilización. La calidad metodológica de los estudios fue variable, destacando que menos de la mitad ocultaron la secuencia de asignación, fueron cegados o realizaron un análisis por intención de tratar. Estas limitaciones podrían disminuir la confianza en los resultados de algunos los estudios incluidos.

El metanálisis mostró que, globalmente, la presencia de antimicrobianos en el catéter venoso central, en comparación con el empleo del catéter tradicional sin antimicrobiano, redujo el riesgo de colonización del catéter (29 ensayos, Odds Ratio (OR)=0,54; Intervalo de confianza (IC) 95% de 0,43 a 0,67) y de bacteriemias asociadas a su uso (28 ensayos, OR=0,58; IC 95% 0,45 a 0,75). Este resultado implica que por cada 77 pacientes en los que se utilizó el CVC con antimicrobiano se evitó una bacteriemia asociada al uso del catéter.

Cabe destacar que el efecto protector varió en función del antimicrobiano empleado. Los CVC con plata no demostraron más eficacia que los catéteres tradicionales. Los CVC con clorhexidina/sulfadiazina argéntica de primera generación redujeron el riesgo de colonización (OR=0,51; IC 95% de 0,42 a 0,61) y de bacteriemia asociada (OR= 0,68; IC 95% de 0,47 a 0,98). Esto implica que por cada 72 pacientes en los que se utilizó este tipo de catéter se evitó una bacteriemia asociada a catéter. Los CVC con clorhexidina/sulfadiazina argéntica de segunda generación redujeron el riesgo de colonización (OR= 0,39; IC 95% de 0,25 a 0,60), pero no modificaron el riesgo de infección (aunque sí se observó una tendencia a reducirlo). Por último, el uso de los CVC con minociclina/rifampicina se acompañó de una gran reducción de las colonizaciones (OR=0,39; IC 95% de 0,27 a 0,55) y de las infecciones sanguíneas asociadas (OR=0,29; IC 95% de 0,16 a 0,52). Este hecho implica que por cada 21 pacientes en los que se utilizó este tipo de CVC se evitó una bacteriemia asociada al uso de catéter.

Los autores de la revisión sugieren la utilidad de los CVC con clorhexidina/sulfadiazina argéntica o con minociclina/rifampicina para reducir el riesgo de bacteriemia asociada al CVC, principalmente en contextos con unos niveles elevados de bacteriemia asociada a catéter a pesar de la aplicación de las medidas habituales de prevención de la infección.