La calidad de las guías de práctica clínica debería mejorar

Un reciente estudio que evaluó las guías de práctica clínica existentes sobre el tratamiento del ictus agudo muestra que la mayoría de ellas presenta importantes limitaciones metodológicas y de aplicabilidad

El objetivo principal de las guías de práctica clínica (GPC) es proporcionar un conjunto de recomendaciones explícitas para reducir la variabilidad en las decisiones clínicas, mejorar los resultados y con ello promover la aplicación de unas prácticas coste-efectivas. No obstante, las GPC pueden contener recomendaciones que pueden ser erróneas o sesgadas por una lectura incompleta o inadecuada de la evidencia científica. Las limitaciones son también debidas a que el equipo elaborador puede presentar opiniones preestablecidas sobre las intervenciones valoradas en la guía o porque no se estableció un adecuado balance beneficio-riesgo. Otras limitaciones pueden derivar de la escasa consideración de aspectos como la calidad de vida o el coste de las intervenciones. Todas la guías deberían ser evaluadas externamente antes de su implementación y para ello existe el instrumento AGREE, que es el más conocido y validado internacionalmente.

Con el propósito de evaluar la calidad de las GPC sobre la atención del ictus agudo publicadas internacionalmente, un grupo de autores españoles ha publicado recientemente un estudio que ha puesto de relieve las debilidades de las guías sobre un tema de salud tan importante como el ictus (Int J Technol Assess Health Care. 2008 Summer;24(3):333-41.). El estudio realizó una búsqueda sistemática y exhaustiva en las principales bases de datos electrónicas y organismos elaboradores de guías. Tras localizar un total de 117 documentos, se seleccionaron 23 de ellos por tratar sobre el ictus agudo o presentar recomendaciones formales, entre otros criterios especificados. La evaluación de la calidad se llevó a cabo por personas experimentadas en el uso del instrumento AGREE.

Las GPC evaluadas definieron correctamente el alcance y los objetivos para la elaboración de la guía y se consideró que eran de fácil manejo en el momento de localizar la información contenida. Por el contrario, las principales limitaciones en el conjunto de guías evaluadas fueron el escaso rigor metodológico en su elaboración y una deficiente aplicabilidad de las recomendaciones a la práctica clínica, además de una falta de transparencia en el momento de declarar la independencia de los autores del organismo promotor del documento, fuera público o privado.

Aunque las GPC se consideran a menudo estándares de práctica clínica y son consultadas y seguidas por un gran número de profesionales de la salud, hay aún espacio de mejora considerable. Sin embargo, es destacable la mejora en la calidad global en los documentos más recientes.