La necesaria Atención Primaria española en los albores del siglo XXI

Tras 30 años desde su creación, es momento de someter la Atención Primaria a una revisión que permita sugerir soluciones a las carencias del pasado y seguir repitiendo éxitos en el futuro

Entre los cambios esenciales que experimentó la sanidad española durante el último cuarto del siglo XX, sin duda el de mayor visibilidad fue la generalización de una Atención Primaria fundada – al menos retóricamente – sobre los principios de la célebre Declaración de Alma Ata. Treinta años después de ésta y casi transcurridos 25 desde la promulgación del RD 136/1984, de Estructuras Básicas de Salud, que definió los Equipos de Atención Primaria como “el conjunto de profesionales sanitarios y no sanitarios con actuación en la Zona de Salud”, parece conveniente convocar a algunos destacados profesionales del sector para revisar críticamente los logros alcanzados y proponer las vías por las que debe transitar la mejora de una Atención Primaria a la que se le reconoce de manera general un éxito, aunque relativo.

Dos artículos han comentado a fondo esta cuestión: los dos textos y sus correspondientes réplicas mutuas tiene bastantes puntos en común – presupuesto insuficiente, necesidad de potenciar la clínica, reconsideración del papel de la enfermería – pero también importantes, y seguramente irreconciliables discrepancias. La mayor de ellas es, sin duda, la referida al énfasis en la configuración de los Equipos frente a la potenciación de la figura de un médico más polivalente y autónomo.

Los desafíos que enfrenta nuestra sanidad, tan a menudo enumerados como sistemáticamente ignorados, exigen un profundo análisis de la configuración de una Atención Primaria ya plenamente asentada en un entorno muy distinto del que la alumbró.