La restricción de líquidos y alimentos no muestra beneficios durante el trabajo de parto

Los resultados de una revisión sistemática indican que no hay ninguna justificación para la restricción de líquidos y alimentos durante el trabajo de parto para las mujeres con bajo riesgo de complicaciones.

La restricción de la ingesta oral de alimentos y líquidos a mujeres en trabajo de parto activo en los hospitales es una práctica obstétrica y anestésica habitual. Esta política de restricción en muchos hospitales del mundo por lo general no refleja las preferencias o expectativas culturales de las mujeres. En la mayoría de los casos se basa en inquietudes históricas importantes relacionadas con los riesgos de regurgitación y aspiración del contenido gástrico en los pulmones durante la anestesia general, cuya incidencia es muy poco frecuente con las técnicas anestésicas modernas y el uso de anestesia local.

Según concluyen los autores de una revisión sistemática publicada recientemente en la Biblioteca Cochrane Plus, no existe ninguna evidencia científica que justifique la restricción de líquidos y alimentos durante el trabajo de parto en el caso de las mujeres con bajo riesgo de complicaciones.

La revisión Cochrane

En la revisión sistemática se identificaron cinco estudios en donde se analizaron datos de 3.130 mujeres en trabajo de parto activo y con bajo riesgo de necesidad potencial de anestesia general. Un estudio analizó la restricción total contra la libertad de ingerir líquidos y alimentos; dos estudios analizaron la ingesta de agua solamente contra la de líquidos y alimentos específicos y dos estudios analizaron la ingesta de agua solamente contra la de bebidas a base de hidratos de carbono.

No se observaron diferencias estadísticamente significativas en el riesgo de cesárea (RR: 0,89 IC 95% 0,63, - 1,25); partos vaginales quirúrgicos (RR: 0,98 IC 95% 0,88 - 1,10), y puntuaciones de APGAR < 7 a los cinco minutos (RR: 1,43 IC 95% 0,77 - 2,68). No se identificaron estudios que analizaran la restricción de líquidos y alimentos durante el trabajo de parto para las mujeres con riesgo aumentado de necesidad de anestesia general. Con respecto a la regurgitación durante la anestesia y el síndrome de Mendelson no se obtuvieron datos estimables.

La revisión está basada fundamentalmente en un ensayo de gran tamaño y calidad general razonable que incluyó 2.443 mujeres (BMJ. 2009;338:b784.); en el cual la generación de la secuencia y la ocultación de la asignación fueron adecuadas y no hubo exclusiones ni pérdida de los datos. Sin embargo, los estudios no evaluaron las opiniones de las mujeres ni la sensación de control.

En consecuencia a los resultados obtenidos, los autores plantean que las mujeres deben tener la autonomía y la libertad de ingerir o no líquidos y alimentos; deberían consumir lo que deseen y no experimentar ninguna repercusión adversa en el trabajo de parto y los resultados maternos o fetales. Además, la mayoría de las mujeres parecen reducir naturalmente su ingesta a medida que evoluciona el trabajo de parto y se vuelve más intenso.