Evaluación

10. EVALUACIÓN DEL PROGRAMA

A pesar de la generalización de los programas de intercambio de jeringuillas en los últimos años, al tratarse de programas recientes, los estudios de evaluación realizados son escasos. La propia naturaleza de este tipo de programas, en los que la relación y el contacto con los usuarios son breves y de carácter informal y las propias características de los usuarios, hacen que los métodos de evaluación habituales resulten inadecuados.

Los sistemas de registro de actividad e identificación de los usuarios, metodología e indicadores de evaluación deben estar claramente definidos desde el inicio.

Los responsables del diseño de la evaluación del PIJ deben plantearse los siguientes aspectos:

En cuanto a la metodología más adecuada para llevar a cabo la evaluación, aunque se han llevado a cabo algunas interesantes experiencias basadas en modelos matemáticos 24, los distintos tipos de investigaciones propuestos, presentan problemas metodológicos relacionados fundamentalmente con la dificultad de conocer y controlar los posibles sesgos (de selección, de información u otros) que pueden darse en cada uno de ellos 25,26. Por ello, para el diseño de la evaluación del PIJ, especialmente para la evaluación de su efectividad, es recomendable solicitar el asesoramiento técnico y la colaboración de profesionales externos al PIJ con experiencia en el diseño y realización de investigaciones epidemiológicas y en evaluación de intervenciones.

La evaluación del programa debe recaer fundamentalmente en dos áreas:

  1. Evaluación del proceso: capacidad para atraer y retener a los UDVP que acuden al PIJ.

  2. Los indicadores mínimos a obtener son los siguientes:

    • Número estimado de UDVP existentes en la zona donde opera el programa.

    • Número de usuarios atendidos en un determinado periodo de tiempo ( mensualmente, anualmente) y características de los mismos (sexo, edad u otros).

    • Número y porcentaje de usuarios atendidos por primera vez.

    • Número medio de contactos/usuario en un determinado periodo de tiempo.

    • Número de jeringuillas y de preservativos suministrados en un determinado periodo de tiempo (mensualmente, anualmente). Número total y número medio por usuario.

    • Número de jeringuillas recogidas y porcentaje de devolución.

    • Número de derivaciones ofertadas y realizadas a centros de atención sanitaria o de atención a drogodependientes.

    La forma más simple de recogida de estos datos es a través de diarios o sistemas de registro de actividad, cuadernos de campo u otros.

    Asimismo es importante la evaluación cualitativa del programa: grado de satisfacción de los usuarios y trabajadores del PIJ, nivel de conocimiento del programa entre los UDVP, existencia o no de problemas con la comunidad, etc.

     

  3. Evaluación de resultados: capacidad del PIJ para producir cambios en los comportamientos de riesgo y para disminuir la prevalencia de VIH y otras infecciones de transmisión sanguínea entre los usuarios.

    • Modificación de conductas de riesgo.

    • Para evaluar la capacidad del PIJ de modificar los comportamientos de riesgo de los usuarios (tanto sexuales como de inyección), se requiere la monitorización de, como mínimo, los siguientes indicadores:

      • Frecuencia de uso compartido del material de inyección.

      • Frecuencia de uso del preservativo en las relaciones sexuales (con pareja estable y en relaciones esporádicas).

      • Frecuencia de inyección.

    • Impacto del PIJ sobre la expansión de la infección por VIH u otros microorganismos (virus de la hepatitis B, C,..).

    • Requiere la monitorización en el tiempo de la prevalencia de estas infecciones entre la población usuaria del PIJ.

      El análisis coste-beneficio o coste-efectividad de estos programas y los factores relacionados con el mismo, han sido escasamente estudiados, aunque existen algunas experiencias recientes a este respecto (27).

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