Campañas 2006 - Prevención del tabaquismo

MENSAJE

  • El hábito tabáquico es contrario a una vida sana y saludable para el fumador, así como para las personas de su entorno que sean fumadores pasivos.

  • El respeto a los espacios sin humo facilitan la convivencia.

  • Reforzar la voluntad de un número importante de españoles que han aprovechado la entrada en vigor de la Ley de Prevención del Tabaquismo para intentar dejar de fumar.

 

FACTORES DE RIESGO

El consumo de tabaco es un importante problema de salud pública, no sólo por su magnitud, sino también por las consecuencias sanitarias que conlleva, así como por los elevados costes económicos y sociales que genera. El tabaquismo, además de ser un hábito, es una forma de drogodependencia: la nicotina, principio activo del tabaco, es una droga adictiva y como tal tiene las características de otras drogas: tolerancia, dependencia física y psicológica.

Hasta ahora, el uso del tabaco se ha asociado a más de 25 enfermedades representando uno de los factores de riesgo más importantes para la salud de la población. En España, al igual que en los demás países desarrollados, el consumo de tabaco resulta ser la principal causa aislada de mortalidad prematura y evitable.

Cada año los productos del tabaco son responsables de 1,2 millones de muertes (14% de todos los fallecimientos) en la región europea de la OMS. En nuestro país se producen cerca de 55.000 muertes al año por esta razón.

Una encuesta realizada el pasado mes de mayo por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) detectaba esta decisión, ya que casi la mitad de los encuestados que se declaraban fumadores (el 46,3%) afirmaba que había intentado dejar el tabaco desde la entrada en vigor de la nueva normativa.

La Ley persigue hacer más fácil el abandono de este hábito a las personas que lo consumen, además de garantizar a la población no fumadora el derecho a respirar aire no contaminado por el humo del tabaco. Para ello, ha establecido limitaciones a la venta y suministro de los productos derivados del tabaco, a su consumo y a la publicidad, promoción y patrocinio de este producto.

La exposición involuntaria al humo ambiental del tabaco (el tabaquismo pasivo) provoca un serio problema de salud pública pues esta exposición supone un riesgo considerable por la morbi-mortalidad que genera en la población no fumadora. El impacto que el humo de tabaco ambiental tiene sobre la mortalidad humana es dos veces mayor que el impacto producido por el conjunto de todos los contaminantes ambientales reconocidos como tóxicos y que son objeto de control.

El humo ambiental del tabaco contiene aproximadamente 4.700 componentes químicos, de los cuales, al menos 43 se han demostrado tóxicos y carcinogénicos. La población no fumadora está expuesta a estos componentes tóxicos que se emiten en el humo del tabaco de las personas fumadoras. Numerosos estudios epidemiológicos han puesto de manifiesto los efectos nocivos que el humo ambiental del tabaco tiene para la salud de la población no fumadora al aumentar el riesgo de padecer cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias y cardiovasculares. La población infantil acusa ostensiblemente la exposición al humo ambiental del tabaco, sufriendo con más frecuencia dolencias de tipo de respiratorio como neumonías y bronquitis, reducción significativa de la función respiratoria, asma y otitis. Asimismo, durante el embarazo y la lactancia se han evidenciado los efectos nocivos del tabaquismo pasivo en la descendencia de madres no fumadoras.

 

SITUACIÓN ACTUAL

La Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias 2004 detecta que el tabaco es la segunda droga más consumida entre los jóvenes de 14 a 18 años, tras el alcohol. A estas edades, las mujeres fuman más que los hombres, aunque éstos comienzan a consumir tabaco antes y lo hacen más intensamente. La edad media de inicio sigue siendo la más baja de todas las drogas, a los 13,1 años.

En España, según los datos de la última encuesta nacional de salud (2003), el consumo diario de tabaco entre la población española de 16 y más años fue de 31,7% ( (un 28,1% a diario y un 2,9% ocasionalmente), un 17,3% declara ser ex fumador y un 51,7% dice que nunca ha fumado. Los patrones de consumo de tabaco varían considerablemente según el sexo y la edad. Según esta última encuesta, en los hombres el porcentaje de fumadores diarios fue de 39,2% y en las mujeres de 24,6%.

Al analizar la evolución del tabaquismo en España de 1993 a 2003 se observa que el consumo de tabaco diario en los hombres ha descendido sensiblemente (de 44% a 39,2%) en contraposición al aumento que ha experimentado el consumo en las mujeres (de 20,8% a 24,6%). Este aumento de mujeres jóvenes fumadoras previsiblemente tendrá repercusiones sanitarias a medio y largo plazo en la mortalidad por cáncer, enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

Por grupos de edad, el porcentaje de población fumadora diaria más alto se observa en el grupo de 25 a 44 años (44,9%) seguido del grupo de 16 a 24 (36,7%).

En cuanto a su incidencia sobre la salud de los españoles, el tabaco es la primera causa de enfermedad, invalidez y muerte evitable en el país, y está relacionado directamente con más de 25 enfermedades (especialmente con el cáncer de pulmón y otros tumores, y las enfermedades pulmonares y cardiovasculares).

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